jueves, 22 de enero de 2015

Segundo día: mañana y tarde con nuestro peques

Después de la primera visita llegamos al hotel y quedamos para almorzar con Nadia, nuestra acompañante. Aunque estábamos agotados se nos hacia difícil conciliar el sueño, cuando llegamos empezamos a enviar fotos a la familia, queríamos que cuando despertaran lo primero que vieran fuera a los nuevos integrantes de la familia ¡que felicidad!
Durante la noche la conciliación del sueño tampoco mejoro mucho, el jet lag, los nervios y alguna amiga despistada con nuestra hora en Chitá (eh Mercedes?) jaja no nos dejo dormir mucho, pero no importaba, solo queríamos que amaneciera y por fin salía el sol de nuevo.

Era increíble y los nervios no minoraban, queríamos ver su reacción el segundo día, como actuarían al vernos por segunda vez.

Volvieron a llegar por separado, al igual que el día anterior, Francisco Vladimir (Nuestro pequeño Vova, que es como le llaman) llegó tímidamente, pero en un minuto ya estaba listo para dedicarnos toda su dulzura, creo que jamás conocimos a nadie que hiciera tanta gala de su nombre, nuestro príncipe de la paz.

Anna llegó de nuevo con paso firme, con una bolsa rosa de Minnie que el día antes habíamos dado con unos regalos, colgada en su brazo (era increíble su fascinación por las bolsa que contenían los regalos, casi más que los regalos en sí). Aunque su actitud era similar a la del día anterior, primero observar y luego actuar, es cierto que le costo menos tiempo acercarse a jugar. Fue fundamental en su cambio hacia nosotros, que Nadia, nuestra acompañante, le dijese que la llevaríamos a España a vivir con nosotros. Fue algo increíble, porque no creo que alcanzara a comprender todo lo que le explicaba, sin embargo después de eso me abrazó y me dijo мама, imaginaros mi cara, la madre más orgullosa, y a partir de ahí ya fuimos папа (papa) y мама (mama).

Durante esa mañana, todo nuestro esfuerzo era hacer que Anna y Vova jugaran juntos, tarea complicada teniendo en cuenta que Anna es la persona más independiente que hemos conocido y que su juego preferido con su hermano era acercarse para llamarle la atención a modo de regañina. Auguro una relación de complicidad entre ella y su tía Isabel, la cual goza del mismo carácter.

El momento más divertido de la mañana fue cuando les dimos unas camisetas con una foto de los cuatros (la cual no dudaron en ponerse en el instante) y los cojines con las fotos de nosotros dos. Fue divertidísimo cuando ambos los cogieron y se tumbaron en el suelo simulando que dormían.

Antes de darnos cuenta llegó la hora de su comida y nos tocaba despedirnos hasta la tarde.

Por la tarde nos dejaron jugar con ellos en el exterior, lo que nos permitiría pasear y dejar que corriesen un poco. Ese encuentro fue muy entrañable, cuando Vova se acercó a mí, me tiró sus brazos para que le cogiese, ¡que sensación!, ya empezaba a reconocerme.

Esa misma tarde, nos dimos cuenta que debemos estar muy en forma para su llegada, porque terminamos rendidos, Francisco me dijo cuando llegamos al hotel, "creo que nunca he estado tan agotado". Bendito cansancio.






2 comentarios:

  1. No hubo manera de hacerme con el hora de Chitá.Para la próxima, que espero sea muy pronto, no me faltará un reloj con hora de Chitá. Pues seguiremos ansiosos por tener noticias de los peques y de que nos contéis anécdotas.
    Ánimo ya os queda muy poco y a nosotros también para conocerlos y veros felices juntos.

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  2. Muchas gracias por los ánimos, escribir este blog me está siendo de gran ayuda. Gracias de todo corazón y suerte.

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