jueves, 15 de enero de 2015

31 de Mayo: comienza el viaje de nuestras vidas

Tal como escribía ayer, el 7 de Mayo vimos por primera vez las caritas de nuestros dos tesoros y de ellas se desprendía que eran todo vitalidad.
Jamás olvidaremos esa feria, todo eran brindis y felicitaciones, así que el lunes 12 nos pusimos manos a la obra y a empezar con la lista de tareas a realizar para el viaje, los regalitos a sus cuidadoras y a los demás niños y por supuesto queríamos llevarles algo para que pudieran recordar que ya tenían un Папа и una мама, que  en España estaban preparando todo para llevarles con ellos, así que nos decidimos por unos cojines pequeñitos, en forma de corazón, con una foto de los 4, así cada día al dormir sabrían que tenían unos papas (tengo que decir que fue idea de mi marido y desde luego que acertó).
Visitamos a una pediatra que nos recomendaron para enseñarles los informes y fotos y de nuevo todo eran buenas noticias.
El viernes 30 por la noche, para que no faltara de nada, una boda a la que debíamos asistir por la relación con los novios y toda la familia, pero no nos importaba, es más nos ayudaría a distraernos y a sobrellevar los nervios.
El 31 de Mayo emprendíamos nuestro viaje y a pesar de las 14 horas de escala que nos esperaban en Moscu y las 35 de viaje que teníamos por delante, estábamos eufóricos.
El viaje transcurrió perfectamente, todo tal como nos lo indicaron en la ECAI, salvo una pequeña reacción alérgica causada por tantas horas encerrada en los distintos aeropuertos y aviones, además de los nervios pertinentes.







Unas horas antes de que pusiéramos rumbo a Chitá, se reunió con nosotros Nadia, la persona que nos acompañaría el resto del viaje y sería nuestra traductora. Solo tenemos palabras de agradecimiento para ella, porque nos hizo el viaje muy ameno y a pesar de ser una señora mayor era divertidísima y muy interesante, congeniamos los tres desde el primer instante, nos contó montones de anécdotas y lo pasamos muy bien con ella todos los días que estuvimos en nuestra nueva ciudad, ¿quien dijo que los rusos son fríos? jajaja seguro que no conocen a Nadia, es un sol.

35 horas de viaje y una vez llegamos a Chitá empezaron las carreras, que ni que decir tiene, que estábamos encantados, pero necesitábamos una ducha antes de conocer a nuestros hijos, no queríamos asustarlos, así que batimos todos los récord; en 30 minutos, nos medio instalamos en la habitación, sacamos lo imprescindible de la maleta, una ducha y vuelta al coche para ir a la casa cuna que estaba a unos 40 minutos de Chitá.

Mañana, escribiré una entrada sobre el momento más deseado, el encuentro.

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